Tiempo para los vinos veraniegos 

Por: Amanda Díaz de Hoyo

Especial para ViBeer

San Juan, 12 de julio – Comienza el intenso calor tropical y es tiempo de cambiar de vinos. Los de mayor gradación alcohólica no hay cuerpo que los tolere en sobre 85ºF, niveles de humedad altos y el odiado pero necesario Polvo del Sahara. Adiós, momentáneamente, a los tintos corpulentos y bienvenidos sean los rosados y blancos.

¿Por qué sugerimos estos vinos? Por lo general, son vinos ligeros, afrutados, con menor gradación alcohólica, que se mantienen en nevera a unos 45ºF, y se sirven fríos. Parean muy bien con ensaladas, carnes blancas, mariscos, pescados, pastas en salsas blancas, arroces. Además, sirven como aperitivo y se pueden disfrutar en días de playa y piscina.

Entre los vinos que podemos encontrar en tiendas especializadas, me topé con tres vinos rosados, color salmón y de tres procedencias distintas, con nombres que sugieren “verano”. Los tres son de la misma añada, 2020 pero la personalidad varía según la apelación, la cepa y el toque enológico.

El primero es Summer Water, un rosé del “Central Coast” californiano. Aunque no aparecen las cepas en su etiqueta, recordemos que en esta zona suelen mezclar Garnacha y Syrah, pues son uvas muy aclimatadas en estos lares. Tiene toques cítricos como el de pomelo, fresas maduras y hasta sandía. Muy balanceado y nada de notas extremadamente dulces. Lo digo porque aún permea la idea de vinos rosados dulces al estilo de aquellos white zinfandels de las housewives de algún county perdido en los reality shows. 

El segundo, Hampton Water, tiene más complejidad por la combinación de cepas que lleva: Garnacha, Cinsault, una cepa muy clásica en Lanquedoc que resiste muy bien el calor; Mourvèdre, que se conoce como Monastrell en España; y Syrah, emblemática del Ródano. Aparte de ello, se cría en barricas de roble francés lo que otorga matices especiados y mayor complejidad. Tiene expresión de fruta roja, cítricos, toques minerales y especias dulces, por ese paso por madera. Es un vino del Sur de Francia, y adivinen de quién es la bodega:  del cantante y compositor Jon Bon Jovi, su hijo  Jesse Bongiovi y Gérard Bertrand, el enólogo y socio.

El tercero, Gotas Del Mar, proviene de la denominación de origen protegida, Valle de Benavente, de la provincia española de Zamora. Las cepas que usan son Tempranillo en un 70% y Prieto Picudo, una variedad blanca, de buena acidez y excelentes taninos. 

Es un vino elegante, con sabores que incluyen duraznos, notas cítricas, sandía, y fresas.

Los vinos rosados, sean tranquilos o espumosos, van bien todo el año en Puerto Rico. Sin embargo, resulta interesante que su consumo suele incrementarse entre mayo y octubre, cuando comienza a apretar el calor. El rose marida bien con cualquier excusa climática.

De los blancos tenemos muchísimas opciones, los Pinot Grigio, los Sauvignon Blancs, el temido Chardonnay de muchos, porque de este último hubo un uso y abuso, los Albariños como el que elabora la bodega La Val, los  Verdejos, y uno que me fascinó en una reciente cata, el Furmint de la bodega Oremus.

Aquí me tomo el tiempo para regodearme en tres vinos blancos: El Loco de la Colina, Un Verdejo de Rueda; el La Val, Albariño de Rias Baixas; y el Mandolas, un Furmint de Hungría.

El Loco de la Colina fue mi vino excepcional en una presentación de vinos de Rueda que se llevó a cabo hace unos meses. ¿Qué tiene de diferente de los demás degustados? Tiene personalidad con una expresión de uva moderna y dinámica. Lo compré para estudiarlo con mayor detenimiento. En aroma, frutas del trópico, con notas de limón criollo y parcha, y azahares. En boca, una acidez espléndida marca el cuerpo medio que termina en un post gusto delicioso. Este vino, lleva además de la cepa Verdejo, Sauvignon Blanc, que le aporta esa sensación agradable y crujiente. La cepa Verdejo tiene su origen en el norte de África pero en Rueda, los vitivinicultores la han aclimatado haciéndola representativa de la denominación de origen.

De las bodegas La Val, una de las propulsoras de la denominación de origen Rías Baixas, el Albariño del mismo nombre, es refrescante, con sus notas cítricas, entremezcladas con manzana verde y melocotón, se presentó muy equilibrado para combinar con platos del chef Raúl Correa, en su restaurante Tía Dora. Muy atinados con los sabores mediterráneos, frescos y especiados, para incluso el Teixadura de esta bodega. Este último es de producción muy limitada mientras que el albariño se consigue fácilmente en los comercios locales.

Tempos de Vega Sicilia reúne varias bodegas, entre ellas Tokaj-Oremus. En la zona de Tokaj-Hegyalja, una cadena de montañas crea los microclimas idóneos para el cultivo de la vid. De esta zona productora, que por muchos años estuvo bajo la opresión del régimen comunista más extremo y por ello sus vinos solo se consumían en el bloque soviético, llegan los vinos dulces más elegantes y finos del mundo: los Tokaji.

Sin embargo, producen bajo la tutela de Vega Sicilia, la legendaria casa española, un vino blanco, seco muy diferente en aromas y paladar. Es el Mandolás, elaborado con la cepa Furmint, y recoge la expresión de esta uva con su acidez alegre, crujiente y notas de manzana verde, limón, toronja y algo de peras. Este vino es una gran oportunidad para educar el paladar  con cepas diferentes a la vez que disfrutas los sabores y emociones que emanan de la copa.

Hay muchos más por probar en este mundo exquisito de cultura y humanidad.

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