Las hormigas verdes, de la dieta aborigen a una ginebra que cosecha premios
Adelaida (Australia), 10 abr (EFE) – El conocimiento tradicional de los aborígenes de Australia, la cultura viva más antigua del planeta, se luce comercialmente en una ginebra que tiene sabor cítrico por llevar hormigas verdes y que ya ha ganado premios internacionales en el mundo de las bebidas espirituosas.
Las hormigas verdes (Rhytidoponera metallica), ricas en proteínas y con propiedades medicinales, son recolectadas por la familia del exjugador de rugby Daniel Motlop en tierras del pueblo Larrakia, en el Territorio Norte australiano, para fabricar la ginebra Green Ant, que luce en el interior de sus botellas a estos insectos.
«Fuimos la primera empresa que comenzó a comercializar las hormigas verdes», dijo a la Asociación de la Prensa Extranjera en Australia en Adelaida (sur) Daniel Motlop, fundador de la marca Green Ant Gin, que se comercializa en las licorerías de Australia.
Las hormigas verdes, que se venden a unos 650 dólares australianos ($494) el kilo, le dan sabor de lima y cilantro a la ginebra Green Ant, que fue galardonada con la medalla de oro en la Competición de Bebidas Espirituosas de San Francisco de 2018.
La fama de estos insectos endémicos australianos además ya ha llegado a la alta cocina de la mano del chef danés Rene Redzepi del restaurante Noma, considerado uno de los mejores del mundo y quien las usó para adornar sándwiches de helado de mango y darle ese sabor cítrico picante.
RESPETO POR LA NATURALEZA
La demanda de las hormigas verdes no ha llevado a la familia de Daniel Motlop, un exjugagor de rubgy australiano y dueño de la empresa Something Wild que comercializa productos gastronómicos aborígenes, a anteponer los intereses comerciales a la necesidad de proteger las prácticas tradicionales y el medio ambiente.
Por ello, los hormigueros que se recogen de los bosques del norte australiano se colocan en unas neveras para adormecerlas y después obligar a las obreras a salir con un golpe de calor.
«Pero no atrapamos las larvas ni a la reina», comentó Motlop en su popular puesto en el Mercado Central de la ciudad de Adelaida, al insistir en que su empresa no solo genera trabajo a su comunidad sino que también respeta la naturaleza, que provee de alimentos y medicinas desde hace 60,000 años a los indígenas de este país.
LA TRADICIÓN NO SE PIERDE
La sostenibilidad es un elemento clave para los Larrakia, uno de los pueblos de las Primeras Naciones que son dueños tradicionales de una zona del norte de Australia, que abarca a la ciudad de Darwin.
Los Larrakia se rigen por siete estaciones que marcan sus actividades de recolección de sus alimentos, muchas de las cuales son exclusivamente realizadas por hombres o por mujeres, que además es regido por un complejo sistema que le da a su mundo balance y armonía.
Este sistema dual llamado «yirritja-dhuwa» es similar al concepto del «yin yang» asiático y abarca «básicamente todo, desde las estrellas, el sol, la gente, los grupos lingüísticos, los animales, las frutas. Ellos son yirritja-dhuwa y nos dice lo que podemos recolectar», explicó Motlop.
«Por ejemplo, los cocodrilos son animales ‘yirritja’. Yo soy un hombre ‘yittirja’ y eso nos impide comerlos para protegerlos», agregó el empresario aborigen al explicar este complejo sistema de parentesco y de sostenibilidad que se traduce en esa zona en ocho clanes «yirritja» y ocho «chuwa».
LA PROHIBICIÓN DE ALCOHOL
Pero la armonía de las Primeras Naciones de Australia, que se fracturó con la colonización, se ha perdido en la vida moderna de varias comunidades indígenas en donde el Gobierno australiano ha prohibido la venta e ingesta de bebidas alcohólicas y donde la ginebra Green Ant es inaccesible.
Las autoridades justifican esta «ley seca» en algunos territorios aborígenes para evitar la violencia doméstica y el alcoholismo, aunque algunos activistas califican la medida de paternalista y de alimentar estereotipos negativos.
«Es un asunto espinoso (el alcoholismo entre los aborígenes) pero intentamos superarlo en Australia, es un estereotipo», comentó el exjugador de rugby, que tras dejar el deporte profesional se dedicó a este negocio con el que ayuda económicamente a su familia y su comunidad.