La coctelería de Aldeana en Cidra, una experiencia que despierta los sentidos

Por Amanda Díaz de Hoyo
Especial para Vibeer

CIDRA, Puerto Rico – Salimos temprano en una expedición que auguraba despertar los sentidos, uno a uno, como si nos adentráramos en otra dimensión. Íbamos en un minibus, aromatizado con un aroma floral que me recordó a las gardenias silvestres y los azahares.

Junto con el aroma, la música de diferentes trópicos se unió para despertar el oído y alejarnos del ruido citadino. Entonces llegó a nuestras manos una refrescante bebida de pepinillos con frutas cítricas que daban impresión de notas herbáceas. Me recordó un poco al gazpacho de Rueda que tanto me gusta. Eso sí, me hizo falta un pedazo de pan con ajo y una copa de verdejo.

Así de transformativa era la experiencia gustativa. Me hizo viajar en el tiempo, transportarme a otro lugar.

Así, y en conversación amena con algunos colegas de los medios, nos fuimos al campo cidreño, donde recogimos la primicia de Aldeana, el nuevo proyecto de los chefs Xavier Pacheco, René Marichal y Raúl Correa. Como dicen en el norte, es un venue para hacer actividades, que une lo chic con lo rural, simplemente elegante.

Dentro del concepto gastronómico de Aldeana, hay un respeto por los frutos e ingredientes de temporada; la coctelería se integra con sabores clásicos con un twist de innovación para retarnos como comensales.

Al llegar y pasar por el pórtico piramidal, un mocktail de sandía, pepino, recao, miel y lima fue perfecto para comenzar a admirar la labor exquisita que han hecho transformando el lugar. La flora, el huerto y el sonido tenue del viento combinado con el río y los trinos de las aves silvestres, hacen que renazca el amor patrio.

Ya con los platos, el mixólogo Christian Ortega integró los espíritus destilados para maridar la oferta del día: un risotto de carrucho y coco, con limón y arúgula, filete de lomo de cerdo con azucenas doradas en un mole de guineitos niños y aceite de camomila. Para limpiar el paladar antes de los platos, un poco de [texto faltante], que además asienta muy bien el estómago.

La primera propuesta del mixólogo fue una interpretación del Porn Star Martini, que lleva parcha y vodka; usó ron añejo y una clarificación en leche. Sutil, elegante y muy en tono con los sabores del plato.

El Old Fashion fue otra cosa, pues el twist estuvo en el sirope y en los bitters. En vez de usar sirope simple, usó uno de coco tostado y dejó a un lado los angostura bitters para incorporarlos de chocolate con dos tipos de raíces. El resultado, ya mismo les digo, porque antes tuve que preguntarle sobre su experiencia como mixólogo. A esto me respondió que su casa fue La Factoría, el reconocido bar del Viejo San Juan. Con mentores como Leslie Cofresí y Roberto Berdecía, nada menos que con el testigo.

Me fue muy bien con el Old Fashion con coco y notas de chocolate que acentuaron muy bien la textura del filete de cerdo y ese mole… pero llegó el postre y ahí sí que se lucieron los sabores del chocolate, el bourbon y hasta un dejo de vainilla. El postre, obra de la chef [nombre faltante], consistió en un bizcocho de romero y aceite de oliva, con dulce de leche de avena y frutas maceradas. Le pregunté al querido amigo y chef Raúl Correa quién era el autor del postre. Para mi sorpresa, cuentan con una apasionada pastry chef, Idemar Aldrey Morales, quien confeccionó esa ricura.

Comenzaban las brisas de la tarde y yo todavía seguía pensando en la alquimia, los aromas y hasta las flores.

Definitivamente, la coctelería de diseño, muy bien pensada, mostró equilibrio, experiencia y conocimiento.

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