Corea del Sur tiene por fin su primer whisky ‘single malt’

Namyangju (Corea del Sur), 27 nov (EFE) – A solo 40 minutos del bullicioso centro de Seúl, en las montañas que enmarcan la aldea de Nokchon, se cocina el primer whisky puro de malta de Corea del Sur, un néctar cargado de notas especiadas que ansía asaltar el mercado global, empezando por los paladares femeninos.

Aunque la nación asiática sea popular por los productos contemporáneos que exporta, desde contenido audiovisual a cosmética, el whisky no se cuenta entre ellos en un país que en el terreno etílico si acaso es más conocido por su bebida nacional, el soju, que absorbe un tercio de lo que gastan en alcohol los surcoreanos cada año.

No obstante, tomando nota del éxito que otros vecinos como Japón o Taiwán han logrado con sus propios «single malt» y con el reto de conquistar, a nivel doméstico, un mercado en el que el soju es el amo indiscutible, Bryan Do se embarcó en 2017 en la aventura de crear el primer whisky puro de malta coreano.

«Esto supuso en realidad un salto natural» en cuanto a elaboración de bebidas, cuenta Do a Efe, puesto que cuatro años antes había fundado la microcervecera Hand & Malt, una de las pioneras del sector en Corea del Sur que acabó vendiendo en 2018 al gigante AB InBev, el mayor grupo multinacional cervecero del mundo.

Un año antes de rematar la operación ya estaba planeando ese salto extra, el que lleva de la fermentación al destilado y la crianza, y en ese punto conoció a Andrew Shand, maestro destilador escocés que, tras recibir un billete de avión de Do, quedó prendado del país nada más aterrizar.

TRES ORÍGENES, UN SABOR

Así nació la destilería Three Societies (en español, Tres sociedades), cuyo nombre apela a los lugares de nacimiento de sus tres socios fundadores: Escocia, Corea del Sur y EE.UU., donde vino al mundo Do.

A su favor tienen un aumento del interés local por el whisky (las importaciones a Corea del Sur crecieron un 73% interanual hasta octubre, según datos de aduanas) y en el panorama internacional, el creciente interés por lo surcoreano.

«Esperamos que la fiebre que desata el «Hallyu» pueda ayudar a atraer más miradas hacia nuestro whisky», explica Do mientras abre uno de los barriles que anda madurando en sus bodegas, encaramadas sobre un apacible valle a unos 25 kilómetros de Seúl.

El elixir que extrae de la barrica es lo que Three Societies ya está comenzando a comercializar, aunque solo de forma limitada; el whisky Ki-One (que suena como «kiwon», que en coreano puede significar «origen» o «génesis» o también «esperanza») añejado durante año y medio.

«Esto no es ni mucho menos el producto acabado (que espera poder tener en el mercado para 2023), sino unas primeras maduraciones, más cortas obviamente, para que la gente vea como envejece el whisky en Corea», explica, mientras invita a paladear el dorado licor.

Y es que Do considera que la climatología de la península es idónea para el añejado por sus crudos inviernos, que alcanzan fácilmente los 20 grados bajo cero en las montañas de Namyangju, y sus agobiantes veranos, cuando el termómetro supera los 30 y la humedad el 70%.

«Esto hace que los barriles se contraigan mucho cuando llega el frío y se expandan en época estival, acelerando la maduración. Debido a esto básicamente en poco más de un año puedes lograr un añejado que lleva unos cinco años en las Tierras Altas de Escocia», añade Do.

Espacio de crianza de la destilería Three Societies en Namyangju, a unos 25 kilómetros de Seúl. EFE/Andrés Sánchez Braun

UN FUTURO PROMETEDOR

El interés por la primera partida limitada de Ki-One que lanzaron en septiembre -algo más de 1,500 botellas que han sido todas vendidas en Corea del Sur, Japón, Singapur o EE.UU.- apunta a un futuro prometedor y viene dado también por el acento que se ha puesto en la «coreanidad» del producto.

Do cuenta que al ser «el primer ‘single malt’ de Corea, había que encontrar un sabor característico que representara bien al país» y que por ello se apostó porque el acabado en boca recordara al especiado característico de la comida surcoreana, algo que se logra con un añejado un poco más largo.

Aunque Ki-One se elabora con cebada malteada importada de Escocia -al igual que los alambiques de cobre hechos a mano en los que se destila- y se cría en barricas de roble virgen, Bourbon o Jerez, sus creadores también están experimentando con diferentes fórmulas para hacer ediciones especiales que resulten aún más coreanas.

Estas recetas pasan por usar agua de manantial ,malta y barriles de roble 100% autóctonos, por añejar en toneles que han albergado vino de moras coreanas silvestres o directamente por introducir guindillas dentro de la barrica.

Pero ante todo la destilería busca apelar a un grupo más joven comparado con el bebedor tradicional de whisky y, en especial, a las mujeres, al menos en Corea del Sur, donde Do detectó -allá por 2012 cuando abrió una pequeña cervecería en Seúl- que son el grupo más abierto en lo que se refiere a nuevas experiencias culinarias.

«Por eso hemos creado un perfil de sabor que creemos que les gustaría más: es más floral y tiene un aroma cítrico, además de ese final especiado», asevera. 

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